¿Os habéis fijado alguna vez en esta planta?
La olivarda, dittrichia viscosa, es todo un tesoro para el cultivo de olivos y para la agricultura ecológica.
Aunque a veces es considerada una mala hierba porque crece de manera silvestre, los agricultores siempre hemos sabido muy bien que, en lugar de arrancarla, debemos conservarla.
La olivarda es uno de los lugares donde habita el principal depredador de una de las plagas más importantes de los olivos: la mosca del olivo.
Si dejamos que las olivardas naturalmente crezcan cerca de los olivos, el ecosistema que allí habita, se encarga naturalmente de regularse y controlar las plagas.
Aquí radica la importancia de preservar la cubierta vegetal, los márgenes de piedra seca y el tratamiento de la tierra como un ecosistema completo en el que el olivo está muy bien adaptado.
¿Queréis saber otra particularidad de esta planta?
Sus hojas machacadas sirven para cortar el sangrado de heridas no severas.
También podían y pueden socorrer al agricultor que se encuentra cultivando la tierra o a los propios animales.
Así que podemos hablar no sólo de control de plagas, sino que conocer también estos usos medicinales de las plantas nos acerca el campo como una entidad orgánica e interdependiente.