Las cabañas de bóveda son unas construcciones de secano que forman parte de la arquitectura popular, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando se produce la expansión del comercio del aceite de oliva.
Principalmente proporcionaban protección a los animales y contra los elementos climatológicos, siendo a menudo utilizadas por los campesinos para resguardarse de las inclemencias del tiempo cuando estaban en el campo.
También guardaban las herramientas de trabajo o secaban algún fruto de temporada
Eran construidas con piedras sin materiales de unión (lo que llamamos piedra seca), de planta rectangular y con una sola nave que servía de habitáculo
Tienen el techo de bóveda de cañón recubierta con suelo, y ¡en muchas se plantaban lirios!
Sus raíces unían aún más el techo de la cabaña, evitando rendijas y la cubierta vegetal también ayudaba a regular la temperatura de la misma.
En el interior de las cabañas estaba el comedero para el animal (el burro o la mula, animales necesarios para cultivar el olivo).
También se pueden encontrar dos pequeños agujeros en la pared en forma de armario, uno más alto, donde iba la comida del campesino, y el otro más abajo, donde se ponía el vino y el sillón, para mantenerlos frescos.
Algunas llegan a tener horno, o un rincón que servía de fuego, con chimenea e incluso alguna tiene pozo en su interior.
Sabías que en nuestra comarca, durante los bombardeos de la Guerra Civil, las cabañas de bóveda cobijaron y refugiaron a muchas familias que huían de las poblaciones continuamente bombardeadas?
Encontraron en las cabañas de vuelta y el campo el medio de vivencia y supervivencia.
Algunos ejemplos más de arquitectura rural son: Aljibe y Espona