La palabra aljibe viene del árabe y significa pozo.
Es una cisterna de poca profundidad, tallada en la roca y revestida de piedras. En la parte exterior lo encontramos cubierto de bóveda. Para su construcción se utilizaba la técnica de la piedra seca y su función es la de recoger y almacenar agua de lluvia.
Los aljibes tienen su propio sistema de canalización tallado en la roca que dirige toda el agua posible hacia su interior. ¡Cada gota cuenta!
Los agricultores los construían en sus fincas y se aseguraban el recurso más escaso de nuestra comarca: el agua. Esta agua era imprescindible para abrevar a los animales, que eran la fuerza motriz del trabajo de la tierra.
Así como los pozos son más profundos y recogen aguas subterráneas, los aljibes son más superficiales y sólo recogen la lluvia. Su construcción fue toda una evolución de las balsas, puesto que mejoran la calidad del agua, reducen la evaporación e impiden la entrada de animales, con el riesgo de contaminación que eso representa.
En su interior se ponía una pequeña roca de cal viva que ayudaba a mantener el agua en las mejores condiciones.
De aljibes, con un poco de suerte, todavía encontramos y nosotros conservamos uno en nuestras fincas. Creemos en la conservación de todo el patrimonio arquitectónico, la cultura y la artesanía que le rodean. ¡Auténticas obras de arte!